La música, el placer del oído, vino acompañada de instrumentos de reproducción del sonido, cuyas formas han captado audiencias de diferentes gustos y han permitido bailar desde un paso doble en las fiestas de antaño, hasta cantar a toda voz desde cualquier lugar. Es la sociedad la que empezó la inquietud por la velocidad, se planteó la necesidad de grabar lo pasajero, aquello que desaparecía ante los ojos de mucho y se perdía en la memoria con el paso del tiempo, pero para la época existía una gran limitante ya que las grabaciones se hacían sobre cilindros de cera, por supuesto frágiles que se desmoronaban fácilmente.
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